¿Residencias vs. Atención Domiciliaria? El mantra de la estrategia de Desinstitucionalización.

La atención a mayores es un desafío creciente. Hay una estrategia oculta para promover la desinstitucionalización? Descubre datos clave.
Residencias, necesidad imperativa o estrategia de desinstitucionalización?

Como ya sabemos, la atención a personas mayores es un tema crítico y, a menudo, controvertido en nuestra sociedad.

Una de las principales cuestiones que enfrentamos  en esta atención es la elección entre la atención domiciliaria y la atención en residencias si diera lugar a necesitar de ayuda y apoyos para vivir lo más dignamente posible.

En este artículo me gustaría repasar por qué, a pesar de los esfuerzos de los grupos de presión para fomentar la permanencia en el domicilio, las residencias siguen siendo una necesidad imperativa para muchos mayores que requieren cuidados intensos y vigilancia continuada.

CUIDADOS INTENSOS Y VIGILANCIA CONTINUADA: Una Necesidad Real

El Estudio del Impacto de la Enfermedad Crónica en las Personas Mayores que publicó en 2022 la Plataforma de Organizaciones de Pacientes pone encima de la mesa  datos contundentes e interesantes para comenzar a observar realidades:

  • Frecuencia de visita a profesionales sanitarios: El 21% de los mayores con enfermedades crónicas visitan a profesionales sanitarios todos los meses y el 34% cada dos o tres meses. Este nivel de atención sanitaria frecuente es difícil de gestionar sin apoyo profesional constante.
  • Necesidad de Ayuda: El 53% de las personas mayores con enfermedades crónicas no reciben ninguna ayuda. De los que sí reciben, solo el 2% tienen cuidadores profesionales, y un 28% de los que no reciben ayuda indican que la necesitan. Esto representa una población significativa desatendida que podría beneficiarse de la estructura y el apoyo que una residencia ofrece incluyendo personal médico y de enfermería que cubriese las demandas periódicas.
 

VIVIR SOLO CON ENFERMEDAD CRÓNICA: Un Desafío Mayor

La soledad, ampliamente visualizada a través de jornadas divulgativas y campañas de atención, amplifica todavía más las dificultades que sufren los mayores. Los datos siguientes obligan a valorar qué puede significar también vivir solo:

  • Impacto de Vivir Solo: El 28% de los mayores con enfermedades crónicas viven solos, y el 43% de ellos se sienten mal por esta situación. La falta de apoyo en el hogar no solo afecta su bienestar emocional sino también su capacidad para realizar tareas cotidianas.

 

  • Dificultades en Tareas Cotidianas: El 64% de los que viven solos tienen dificultades con las tareas diarias, y el 14% enfrenta dificultades significativas. Estas tareas incluyen desde salir a la calle hasta hacer la comida y mantener la limpieza del hogar.

COSTES Y COMPARACIONES: Residencia vs. Ayuda a Domicilio

De forma paralela se puede analizar de nuevo (llevamos muchos años haciéndolo) los costes de los servicios que pueden apoyar estas situaciones anteriores.

Sobre todo, por pensar si es cuestión de apostar al rojo o al negro, o merece la pena estudiar de forma seria dónde hay que proteger los servicios a través de políticas económicas y asistenciales adecuadas:

Comenzamos por el Coste de Residencias. En España, el coste medio aproximado de una plaza de residencia es de 2,000 €/mes (Inforesidencias.com 2023), lo que equivale aproximadamente a 66,66 €/día. En el caso de la Ayuda a Domicilio el coste medio aproximado es de 16 €/hora.

Para cubrir 24 horas de atención, el coste sería de 393.60 €/día en el caso del domicilio, mucho mayor que el de una residencia. Pero incluso, a partir de 4 horas de atención diaria (64 €/día), el coste de la ayuda a domicilio ya supera al de una residencia.

Visto esto parece que en el caso de necesitar cuidado y/o vigilancia por más de 4 h al día, el domicilio no parece rentable para el que paga el servicio.

Según Inforesidencias.com (2021), mantener una plaza en una residencia pública gestionada directamente por la Administración cuesta aproximadamente 78.5 €/día (casi 2,400 €/mes).

Este coste es elevado en comparación con las plazas concertadas y privadas, que pueden costar entre 33 y 73.88 €/día dependiendo de la región.

También, según un informe de la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales (2021) el 62% de las plazas de residencia en España son de financiación pública y el 38% son plazas de financiación privada.

Todo ello me lleva a pensar que si aumenta la población de mayores aumentará también proporcionalmente la población de mayores dependientes y con ello la demanda de servicios …y ¡¡oh!! aumentará el gasto en esas plazas de financiación pública. A ver qué se les puede ocurrir para no incurrir en un gasto mucho mayor…

¿UNA PERVERSIÓN DEL SISTEMA PARA SOLVENTARLO?

La Estrategia de Desinstitucionalización busca la transición hacia modelos comunitarios y personalizados, sin embargo, esto no siempre es suficiente para aquellos con necesidades complejas.

Sabiendo demás de la escalada imparable de la población mayor y dependiente ¿es posible que se tenga que promover la ayuda a domicilio y la desinstitucionalización para reducir esos costes futuros al Sistema?


Si bien esto puede parecer un modelo de atención más humano, la realidad muestra una falta de adecuación de este modelo para aquellos que requieren atención intensa y continuada. También para quienes estando solos necesitan de una red de apoyo más continuada que la visita de una auxiliar una o dos veces al día como mucho.


Parece que promover la ayuda a domicilio como una estrategia para reducir esos costes altos, fomentando que los usuarios elijan su hogar como entorno más amigable, aunque esto implique menos horas de servicio y una mayor autogestión del paciente crónico en su domicilio puede ser la solución observada.


¿Podríamos entonces construir un imaginario perverso para promocionar el domicilio sobre las residencias y así derivar más fácilmente las solicitudes al servicio menos costoso del Sistema?

Podríamos construirlo mediante premisas que no dejaran de sonar en medios de comunicación apoyados por políticos, personas de ciencia y grupos de influencia o presión, y podría ser algo así:

  • «En muchas residencias se tienen a las personas privadas de derechos fundamentales y atención adecuada, por eso hay que obligar a las Residencias a reconocer un sistema de Atención basado en derechos y buen trato».

 

  • «En las residencias el personal no está bien cualificado, es insuficiente y no tiene un sueldo digno por eso la atención es en muchos casos deficitaria».

 

  • «En las residencias se institucionaliza, es decir, es un lugar donde la persona vive internada durante un largo periodo, hasta hacerse dependiente de la propia institución, más allá del tratamiento que recibe y que teóricamente debería estar orientado a su reinserción o regreso a la Comunidad».

 

  • «En todo caso, las residencias deben ser lugares para vivir y deben tener el mismo aspecto que un domicilio para que la persona se sienta como en casa. En el caso de que no sea así, mejor sería estar en casa».

 

  • «Las residencias son recursos sociales y si alguien necesita de intervención sanitaria que se haga cargo el sistema público de salud, como cuando estaba en su domicilio. Las residencias no tienen por objeto solucionar problemas de salud y por ello no es necesario contar con personal sanitario».

 

  • «En vez de presionar a quién tiene que facilitar las homologaciones de profesionales extranjeros que puedan trabajar en residencias de España, se puede presionar a las empresas de residencias para focalizar más el problema en el propio servicio».

 

  • «Si demonizamos el servicio de residencia como un fracaso del sistema de atención, la población seguro que no querrá ser atendido en las residencias».

 

…y estas premisas balancearían la opinión pública en detrimento de las Residencias y a favor de cualquier otro servicio. Pues parece posible que se pueda hacer, ¿no?… aunque claro, es solo un imaginario.

RESIDENCIAS COMO NECESIDAD IMPERATIVA

Las residencias no solo proporcionan un entorno seguro y supervisado, sino también en muchos casos acceso continuo a cuidados médicos o sanitarios y actividades recreativas que mejoran la calidad de vida.

Para personas con enfermedades crónicas que requieren cuidados intensos tanto de larga duración como de forma temporal, la residencia se presenta no solo como una opción más completa sino también más económica en términos de coste total diario a partir de ciertas necesidades de atención.


Es esencial reconocer y abordar las limitaciones de la ayuda a domicilio, especialmente para aquellos que necesitan una vigilancia y atención intensa.

Es esencial conocer el impacto real de la Desinstitucionalización para evaluar de forma clara el aporte de millones de euros a su promoción. Solo así podremos garantizar una atención adecuada y digna para nuestras personas mayores en cada una de las fases de su atención.


Y entender sobre todo que el continuum asistencial sociosanitario es la única solución posible a la verdadera demanda. Cada servicio en cada momento.
Ah…para otro artículo abordaré la necesidad de hablar de centros sociosanitarios de cuidados prolongados en vez de llamar residencias a todo…

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